El día 13 de febrero se estrenó en el Teatro Real el Sigfrido de Richard Wagner y todo salió bien. Quién nos iba a decir que 183 años después de la muerte del autor, Madrid sería el único teatro del mundo que se atreve a llevar su obra a escena y que funciona con constancia y normalidad. Quién le hubiera dicho a Wagner que 183 años después de su muerte la cultura duerme como su Brunhilda y que es Madrid quien cruza el fuego para despertarla.
Hoy tocaba día de resaca de estreno para unos pocos privilegiados que llenaron las butacas y para todos ellos que lo han hecho posible. Los demás, hambrientos de música y en sequía cultural, nos desayunábamos las críticas de los periódicos que alaban la dirección musical, la orquesta, la entrega, la potencia de las voces y la osadía del Teatro Real por haberlo hecho posible.
Todos somos testigos de los tiempos tan difíciles que corren y creo que sólo una minoría confiaba que el reto del Real, en plena tercera ola del virus Corona, se hiciera realidad. Hemos seguido con gran interés sus preparativos, sus juegos malabares venciendo obstáculos y al final podemos acostarnos tranquilos: Sigfrido se ha estrenado, Sigfrido fue un tremendo éxito, Sigfrido se queda en Madrid hasta el 14 de marzo.
Teatro Real:
https://www.teatroreal.es/es/espectaculo/siegfried
Programa:
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