A Richard Wagner le encantaba la mitología nórdica, es decir, las historias de dioses y personajes mitológicos que los países del norte como Dinamarca, Suecia, Noruega…también Alemania, donde él nació. Estos dioses y seres mitológicos protegían y compañaban a los Vikingos y los pueblos germanos. Sus historias se transmitían de padres a hijos, generación tras generación.

Como decía, Richard Wagner leía muchas de estas historias y admiraba a los dioses del pasado germano. Y como le gustaba tanto, decidió crear su propia historia y hacerla realidad: es decir, llevarla a los escenarios y llenarlos de música, voces, batallas, héroes, dragones y dioses. Su historia se llamaría: el Anillo del Nibelungo.

El Anillo del Nibelungo tiene muchos personajes y pasan muchas cosas. Tantas, que no es posible ver la obra en un solo día. Es la ópera más larga del mundo y tardó casi 30 años en componerla. Así que para ver la obra completa hay que ir cuatro veces al Teatro (hay cuatro capítulos o jornadas) y pasarse un total de 15 horas sentado. Eso gusta especialmente a los wagnerianos, que viajan a donde haga falta para poder estar una semana entera (¡o más!) yendo al Teatro y disfrutando de estas cuatro largas partes del Anillo del Nibelungo.

Para que os familiaricéis con los personajes y sepáis más de ellos, vamos a ir contando algo de sus historias y sus características, a ver si os gusta. Iremos conociendo a: